Las bombillas de cultivo son uno de los elementos más importantes en el cultivo interior de marihuana, pues sustituyen la función que hace el sol en la naturaleza. La bombilla de cultivo ideal debería tener unos parámetros los más parecidos al astro rey: lúmenes por metro cuadrado, CRI, Temperatura de color, micromoles de luz PAR... Gracias a los avances tecnológicos en esta materia, hoy en día existen multitud de bombillas, por lo que puedes elegir una distinta para cada fase del cultivo.
Estas siglas corresponden a las palabras High Pressure Sodium, es decir, alta presión de sodio. Y es que este tipo de luminarias contienen gas de sodio en su interior, que al ser sometido a alto voltaje, irradian una luz de espectro anaranjado, ideal para la fase de floración de las plantas de cannabis. Algunas de estas bombillas tienen un espectro corregido, o enriquecido en azul. Esto las convierte en una fuente de luz ideal también para la fase de crecimiento vegetativo. Este tipo de luminarias se denominan bombillas mixtas.
En este caso, MH son las iniciales de Metal Halide o Halogenuros metálicos. Estas sustancias son sales de un halógeno (flúor, yodo, cloro, bromo, astato…) y un elemento metálico, encapsuladas a una alta presión dentro de la bombilla. Al ser sometidos a un alto voltaje, estos halogenuros emiten luz de color blanco, muy similar a la la luz natural, y adecuado para la fase de crecimiento vegetativo. El elemento encargado de generar el voltaje suficiente para arrancar la bombilla son los balastros.